DIFERENCIAS ENTRE OCIO,
TIEMPO LIBRE Y RECREACION
El desarrollo del conocimiento de la dimensión de
la vida social no vinculada a la esfera laboral, ha descuidado su especificidad
al no enfatizar las diferencias existentes entre los conceptos <ocio -
tiempo libre - recreación> a partir de su anclaje en la historia; esto
ha originado una confusión conceptual, que se transfiere al estudio de las
actividades de esa dimensión social obstaculizando el desarrollo de
instrumentos de investigación que permitan
hacer comparables las prácticas recreativas en sus multideterminaciones y
complejidad entre distintas sociedades concretas. El presente trabajo intenta
ser un aporte para la construcción teórica en este campo. Simultáneamente busca
despertar el interés de quienes están vinculados a la temática, por contribuir
con críticas y nuevos enfoques a delinear una teoría
de la recreación, aspiración
sentida pero solo posible de lograr en
procesos de intercambios colectivos.
Se parte del supuesto de reconocer que los
significados otorgados a los conceptos <ocio>, <tiempo libre> y
<recreación>, se entremezclan con una característica: se ha pretendido
incorporar en viejos conceptos una nueva realidad histórica, sin desprenderlos
de la vieja significación surgida para un grupo social determinado en una
formación socioeconómica particular.
En el marco de la temporalidad social no destinada
al trabajo, desde los griegos a la actualidad aparece una temporoespacialidad
identificada con acciones dirigidas al descanso, la diversión, la
contemplación, el
placer, la socialidad entre otras similares denominadas casi indistintamente
como “ocio”, “tiempo libre” o “recreación”. Una consecuencia de tal tratamiento
conceptual ha sido la desvinculación del concepto con sus referentes empíricos.
Por otra parte, el estudio de las prácticas de ocio, tiempo libre o recreación se han presentado
preponderantemente en una visión desarticulada y desde miradas fragmentadas del
sujeto, que solo han dado lugar a la búsqueda de “motivaciones intrínsecas de
las actividades”, “funciones psicológicas” o meras descripciones de las mismas.
La dimensión de la práctica queda atrapada casi con exclusividad en un nivel
subjetivo, lo que dificulta nuevamente un estudio social.
OCIO
Indagar en el concepto ocio implica situarse
inicialmente en las civilizaciones griega y romana. Partiendo de los griegos,
quienes le dan su
carácter primigenio, el ocio, se reconoce a
partir de Platón y Aristóteles fundamentalmente, configurado como ideal desde
la suposición que los hombres somos más de lo que parecemos ser . El ocio permite el desarrollo de
la potencialidad del ser humano, y en este sentido se configura en ideal. Es
así como entendían los griegos que los esclavos eran necesarios porque con su
trabajo se cubrían las necesidades materiales de una sociedad, mientras otros
dedicaban su tiempo y energía al intelecto activo, a la búsqueda de las
verdades supremas. Si nos centramos en el modo de producción para otorgar mayor
sentido al análisis, el ocio de los griegos solo
podía existir en el espíritu de hombres libres, aquellos de condición no
sometida o esclava, y los hombres libres solo podían existir en tanto se
mantuviera en Grecia la esclavitud. El ocio y el ideal de ocio griego deben ser
entendidos entonces como parte de una formación socioeconómica esclavista, como
una configuración de significados específicos que surge de la forma que toma la
organización para la subsistencia material de los griegos. Se encuentran además
en el inventario de los griegos, grandes fiestas y espectáculos para los
habitantes de la ciudad; pero se reconoce también que la intención de tales
manifestaciones respondía al deseo de unir a los miembros de la ciudad a través
de un homenaje colectivo a sus dioses protectores; fundida con un interés
egoísta, la religión servía de base al patriotismo, proporcionando a la vez la
cohesión moral en el pueblo, y con frecuencia brindando elementos preciosos de
información intelectual y estética . Goodale y
Godbey reconocen tres elementos contenidos en el ideal griego del ocio:tiempo,
necesario para la elaboración y elevación de la cultura; fermento intelectual, dado
en la necesidad de explicaciones mitológicas o metafísicas constantes, y seguimiento de un ideal, premisa más
característica de la Grecia antigua que de cualquier otra cultura; por tanto,
agregan, el “ocio” tal lo entendieron y usaron los primeros filósofos griegos,
solamente puede ser entendido a la luz de los ideales de la cultura griega.
Otra significación del ocio griego devenida de las propias
características de la cultura pero poco reconocida por la bibliografía
específica, da cuenta de que el ideal masculino en dicha cultura es “a favor de
los ocios” . Esto implica que el ideal del ocio griego encierra también
una definición de género.
En síntesis, el ocio griego encierra la
condición de ser un interrogante, una búsqueda de la expresión del hombre en su
condición ética, no es una expresión acabada y concreta en actividades del tipo
que en nuestros días pretendemos definir sino es concebido como una
predisposición del ánimo, del ser, como una actitud “para ...” configurada en
un ideal de cultura.
A diferencia de Grecia, a Roma le interesaba la
expansión imperial y el enriquecimiento personal –fundado en el desarrollo de
la moneda-, los que a su vez arrojaban una sostenida y creciente urbanización,
diferenciación de sectores sociales, grandes masas de desocupados “libres”,
nuevos oficios y ocupaciones que derivaban de la urbanización, lo que los
mantenía ajenos a intereses comunes que se dilucidaran en el plano de las
ideas. La organización socioeconómica del Imperio contempla una transformación
incipiente frente al surgimiento de pequeños artesanos demandados por las
nuevas formas de ocupar el espacio –la urbanización-, si bien la formación
socioeconómica sigue teniendo su esencia en el esclavismo. En este contexto,
los aspectos del ocio resignificados en Roma
pueden centrarse en: 1-se inicia una fusión en el ámbito individual de las
categorías “ocio-trabajo”, reconocida socialmente La negación del otium romano,
es el neg-otium, de donde deriva “negocio” es decir, trabajo al que se
dedicaban negociantes y mercaderes.Ocio y
negocio, son parte constitutiva del hombre completo, y desde esas dos
dimensiones el hombre se manifiesta; 2- el tiempo de ocio , es en Roma atributo de
las grandes masas –aunque no en forma exclusiva- para quienes los
poderosos sirven con fiestas y espectáculos. Esto marca un perfeccionamiento
del ocio popular que deriva en ocio de masas como arma de
“dominación”; 3- el ocio se expresa en
actividades concretas y colectivas fundamentalmente de tipo
<espectáculo>, no ya en términos de ideas o ideal; 4- La búsqueda del
placer está impregnada de materialidad y desprovista de los parámetros de la
moralidad eteniense.
Con la caída del Imperio romano, la iglesia
organizada hizo valer su autoridad y se propuso llenar un vacío institucional.
Esta doctrina propicia la soldadura mental y moral de la sociedad con su ideal
de salvación e inmortalidad de las almas. El mensaje de trascendencia
espiritual posibilita la superación del caótico mundo empírico predominante en
la época. Así se reemplaza la razón por la fe, y ésta –tal como lo formula San
Agustín-, es el objeto de la contemplación. La razón –objeto de contemplación
para los griegos- se abandona, por tanto se ha dejado de lado uno de los
aspectos fundantes de la concepción del ocio griego. Otro aspecto que
muda, es la noción del “tiempo”. Para los cristianos el tiempo es de por sí
sagrado, tiende hacia una plenitud futura, pertenece al mundo venidero, pero
debido a la realidad humana deben ser signos visibles para el hombre los que
marquen los tiempos sagrados; es así como se impone el domingo o “día del
Señor” en el calendario litúrgico. Tanto el “descanso” como la “contemplación”
y la “fiesta” representan la posibilidad material para el hombre de profundizar
y tomar conciencia de su dependencia con el creador y disponerse
espiritualmente a recibir su gracia. Así puede resumirse el nuevo sentido
otorgado por la doctrina cristiana al tiempo de descanso, a la interrupción
laboral que se impone con el domingo.
Durante el siglo XVI, con el incipiente surgimiento
de la economía de mercado comienza a gestarse como derivación del ocio, el
concepto de ociosidad. La
condición humana adquiere la condición natural de impureza y pecado, y la
potencialidad del ser humano –defendida por Aristóteles- se circunscribe a la
superación de esa naturaleza a través del trabajo. El trabajo pasa a ser el
elemento que dignifica al hombre y la ociosidad su condena. La crítica al ocio que surge en este
período abarca dos dimensiones: la económica y la moral. A partir de aquí el
concepto de ocio, tal
como lo hemos analizado, no tiene la
capacidad de expresar un contenido válido en diferentes momentos históricos.
Cuando se intenta recobrarlo, da lugar –por las condiciones históricas-, a un
nuevo concepto, el Tiempo
Libre.
EL TIEMPO LIBRE
La revolución industrial marcó el punto de partida
en la concepción del tiempo
libre. Tal como lo describe Thompson , la revolución
industrial no era una situación consolidada, sino una fase de transición entre dos modos de vida. Hacia el 1700 en Inglaterra comienza a instalarse el panorama capitalista industrial superponiendo a los patrones de conducta socializados, los esquemas del disciplinamiento en el trabajo, introduciendo en
las escuelas la crítica a la moral de la ociosidad y la prédica a favor de la
industriocidad. El disciplinamiento y el orden en el trabajo pasó a invadir todos
los aspectos de la vida, las relaciones personales, la forma de hablar, los
modales, al punto tal que fueron minando la alegría y el humor; “se predicó y
se legisló contra las diversiones de los pobres” , en un
intento de suprimir bailes y ferias tradicionales, como parte de la
desvalorización a la
comodidad, el placer y las cosas de este mundo. Estas medidas tienden a
desterrar los “habitus” de campesinos, socializados en un tiempo y espacio
signado por el ritmo de la naturaleza en una forma de producción agropecuaria,
es decir una formación precapitalista no urbana. Tales prohibiciones
pretenden instaurar
nuevas formas de apropiación del tiempo – tiempo de reloj- que deberían
conducir a un trabajo sistemático, regular y metódico, lo que no daba lugar a estados de “ociosidad”. Instaurado un tiempo laboral deshumanizante – por la
prolongación de las jornadas de trabajo para adultos y niños en condiciones
extremas- se hicieron sentir a través de las incipientes organizaciones
gremiales, las demandas de <tiempo libre>. Se reclamaba tiempo libre de
trabajo, para descansar del trabajo, he aquí el sentido primigenio del concepto. La lucha por la conquista de tiempo
libre se sucede logrando paulatinamente una reducción de las horas de trabajo. Al mismo tiempo, se diversifican las consignas para la utilización del tiempo liberado. Aparece la demanda por la necesidad de tiempo libre para el desarrollo cultural
y la socialidad. Se resumen aquí aspectos vinculados a la participación social,
la educación e instrucción en sociedades cada vez más complejas, hasta lograr las vacaciones pagas, reivindicación que impulsa sostenidamente el desarrollo del turismo como práctica en el tiempo libre.
Retomando la descripción de algunos aspectos del
industrialismo, en el marco del capitalismo en consolidación, se puede
identificar un creciente
impulso al desarrollo de tecnologías de uso doméstico, que afectan directamente
esta esfera de tiempo libre autónomo. La radio, la
televisión, el cine, capturan horas de tiempo libre diario, y de fin de semana,
al punto de ejercer una hegemonía en las posibilidades de uso del tiempo.
Reconocida esta hegemonía
cultural, en manos del propio capitalismo, se modifica la demanda y se alude a
la “libertad”, en términos de alcanzar una vivencia real de libertad –al menos-
en el tiempo libre. Se
plantea entonces la discusión acerca de la “libertad”, y se discute entre
distintos enfoques sociológicos, las posibilidades de vivir la libertad en el
tiempo de no trabajo. Queda planteada otra dimensión de análisis, el plano de
la “libertad” en el tiempo, con referencia a la alienación en el trabajo y sus
efectos en el tiempo
libre. Termina de configurarse la problemática con
relación al análisis del tiempo
libre: tiempo de “libertad” – “libertad” en el tiempo,
de los efectos del trabajo, de los medios masivos de comunicación, entre otros.
Resumiendo, la idea de tiempo libre en las sociedades
pre-industriales no tiene prácticamente puntos de relación con el concepto que
se gesta a partir de la revolución industrial. Nace en términos cuantitativos y
en su desarrollo encuentra la necesidad de cualificarse. Inicialmente también,
se configura como instrumental, para ganar un espacio de autonomía, que
encierra problemáticas propias de la era industrial, como el tema de la
libertad. Si bien nace como tiempo “liberado” del trabajo, debe posteriormente,
plantear una liberación de la “cultura jerarquizada” tal como lo plantea Touraine, y la cuestión de la alienación en el trabajo, para poder
seguir fundamentándose el concepto como tiempo
libre. Aquí la expresión ya tiene los dos aspectos
considerados en todas sus implicancias: tiempo
libre, en tanto horas de no trabajo; y libertad en el
tiempo; en tanto libre disposición de ese tiempo, considerando la
libertad ideológica como psicológicamente, tal lo señala Munné .
Más recientemente –y atendiendo al aspecto
cuantitativo- el aumento del tiempo
libre en las
sociedades capitalistas responde a una necesidad estructural del sistema:
descansar para seguir produciendo y disponer de tiempo para el consumo . Aparece entonces un aspecto novedoso: la función que se
atribuye al tiempo
libre con
relación al consumo. “El consumidor y la economía exige disponer de untiempo
libre para
realizar sus operaciones de consumo [...] Nuevamente se evidencia como las
particularidades que adquiere el modo de producción en una formación
socioeconómica concreta, expresa una dialéctica entre los diversos fenómenos de
la vida social y la base material que la sustenta.
RECREACION
El término, según reconocen algunos autores, se
pone de moda en los años cincuenta, no significa que antes no hubiera estado
presente, implica que en este momento comienza a generalizarse su uso, y por
tanto colmarse de significados. Según Argyle una vez incorporado
socialmente el derecho a una mayor disponibilidad de tiempo libre,
comienza a hablarse de una “recreación racional”. Se reconoce que las
actividades recreativas posibilitan la expresión de nuevas necesidades y capacidades. Esto
implica que se reconoce la autonomía progresiva que va tomando un conjunto de
actividades, que en estrecha relación con las demandas de las destrezas
exigidas en los ámbitos laborales, se adaptan al ámbito del tiempo libre y van a su vez
evolucionando con características propias. De esta forma se explica el disfrute
de actividades muy difundidas en la bibliografía específica, el “bricollage”,
“jardinería”, “do it your self” todas actividades que promovían las habilidades
manuales, en reacción a los objetos fabricados en serie y desde el supuesto que
el ejercicio de las habilidades manuales respondiera a una necesidad de romper
el trabajo automatizado. Lo cierto es que tales actividades transferían los
criterios de eficiencia, utilidad, racionalidad presentes en el mundo del
trabajo industrial en consolidación, y a su vez demandaban la adquisición de
las “herramientas” para su ejecución, es decir comenzaban a imponer el consumo
en el ámbito del tiempo
libre del
trabajador. Esclarecedora es en este sentido la definición de M. Mead ,
quien propone que la recreación“condensa
una actitud de placer condicional que relaciona el trabajo y el juego”.
¿Cuál era el concepto griego sobre el Ocio?
¿Cuál era la forma de pensar de los Romanos sobre el Ocio?
¿Que pensaban los Cristianos sobre este mismo concepto?
¿Es lo mismo Ocio que Ociosidad?
¿Cómo surge el tiempo libre?
¿Qué opinas sobre la introducción de estos conceptos al ámbito escolar?